sábado, 21 de agosto de 2010

LINEA DEL TIEMPO BICENTENARIO DE COLOMBIA

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BICENTENARIO DE COLOMBIA 1810-2010

En la conmemoración de los doscientos años de proclamada la independencia en la nación colombiana, el Centro de Estudios Históricos del Ejército, da realce desde este sitio, al hecho mediante el cual se forjó nuestra república. Desde diferentes ángulos de análisis, se abordarán los momentos vividos en relación al suceso ocurrido aquel viernes, 20 de julio de 1810, día de mercado en la Plaza Mayor de Santafé de Bogotá.







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GRITO DE INDEPENDENCIA DE COLOMBIA 20 DE JULIO DE 1810

Sin embargo, hoy en día es claro que lo que sucedió este día no fue un hecho espontáneo como aquellos que habían caracterizado la vida política colonial. Fue la consecuencia de varias circunstancias que sucedieron en cascada y desembocaron en una gran rebelión del pueblo.

Los criollos tenían razones de fondo, que el 20 de julio se convirtieron en la gota que rebosó la copa. En las juntas realizadas entre 1808 y 1810, a pesar de que los criollos fueron invitados, la representación era mínima: entre 36 peninsulares, había 9 americanos. Esto hizo que los criollos por primera vez pensaran en la posibilidad de acatar un Estado- Nación.

Otro suceso fue el arresto, el 10 de agosto de 1809, del presidente de la audiencia de Quito, el Conde Ruiz de Castilla y sus ministros fueron sustituidos por la junta suprema de gobierno integrada por la elite criolla quiteña. Otra de las causas fueron los motines de Cartagena, del 22 de mayo de 1810 y los del Socorro en el 9 de julio del mismo año.

En consecuencia se creó la junta de notables integrada por autoridades civiles e intelectuales criollos. Los principales personeros de la oligarquía criolla que conformaban la junta eran: José Miguel Pey, Camilo Torres, Acevedo Gómez, Joaquín Camacho, Jorge Tadeo Lozano, Antonio Morales, entre otros.

Comenzaron a realizar reuniones sucesivas en las casas de los integrantes y luego en el observatorio astronómico, cuyo director era Francisco José de Caldas. En estas reuniones empezaron a pensar en la táctica política que consistía en provocar una limitada y transitoria perturbación del orden público y así aprovechar para tomar el poder español.

La junta de notables propuso promover un incidente con los españoles, a fin de crear una situación conflictiva que diera salida al descontento potencial que existía en Santa fe contra la audiencia española. Lo importante era conseguir que el Virrey, presionado por la perturbación del orden, constituyera ese mismo día la Junta Suprema de Gobierno, presidida por el señor Amar e integrada por los Regidores del Cabildo de Santa fe.

Don Antonio Morales manifestó que el incidente podía provocarse con el comerciante peninsular don José González Llorente y se ofreció "gustoso" a intervenir en el altercado. Los notables criollos aceptaron la propuesta y decidieron ejecutar el proyecto el viernes, 20 de julio, fecha en que la Plaza Mayor estaría colmada de gente de todas las clases sociales, por ser el día habitual de mercado.

Para evitar la sospecha de provocación se convino que Don Luis Rubio fuera el día indicado a la tienda de Llorente a pedirle prestado un florero o cualquier clase de adorno que les sirviera para decorar la mesa del anunciado banquete a Villavicencio. En el caso de una negativa, los hermanos Morales procederían a agredir al español.

A fin de garantizar el éxito del plan, si Llorente entregaba el florero o se negaba de manera cortés, se acordó que don Francisco José de Caldas pasara a la misma hora por frente del almacén de Llorente y le saludara, lo cuál daría oportunidad a Morales para reprenderlo por dirigir la palabra a un "chapetón" enemigo de los americanos y dar así comienzo al incidente.


LLEGO EL DIA INDICADO - 20 DE JULIO DE 1810

Eran las 11 de la mañana y la plaza mayor estaba colmada por una heterogénea concurrencia, compuesta de tratantes y vivanderos, indios de los resguardos de la sabana y gente de todas las clases sociales de la capital.

Poco antes de las doce del día, como estaba previsto, se presentó don Luis de Rubio en el almacén de Llorente y después de hablarle del anunciado banquete a Villavicencio, le pidió prestado el florero para adornar la mesa. Llorente se negó a facilitar el florero, pero su negativa no fue dada en términos despectivos o groseros. Se limitó a explicar diciendo que había prestado la pieza varias veces y ésta se estaba maltratando y por lo tanto, perdiendo su valor.

Entonces intervino Caldas, quien pasó por frente del almacén y saludó a Llorente, lo que permitió a don Antonio Morales, como estaba acordado, tomar la iniciativa y formular duras críticas hacia Llorente. Morales y sus compañeros comenzaron entonces a gritar que el comerciante español había dicho a Rubio malas palabras contra Villavicencio y los americanos, afirmación que Llorente negó categóricamente.

Mientras tanto los principales conjurados se dispersaron por la plaza gritando: ¡Están insultando a los americanos! ¡Queremos Junta! ¡Viva el Cabildo! ¡Abajo el mal gobierno! ¡Mueran los bonapartistas!. La ira se tomó el sentir del pueblo.

Indios, blancos, patricios, plebeyos, ricos y pobres empezaron a romper a pedradas las vidrieras y a forzar las puertas. El virrey don Antonio Amar y Borbón desde su palacio, observaba con alarma la situación que se escapaba de sus manos; la guardia que era por cierto muy escasa, estaba al mando de Baraya, quien rápidamente puso las tropas al servicio de la revolución, a tal punto que los cañones se enfilaron hacia el palacio del virrey.

El virrey muy asustado, aceptó reunir un cabildo extraordinario presidido por él, los oidores y los miembros del Cabildo de Santa Fe; al final de la tarde se impuso dicha reunión, se procedió a la elección de los vocales, de los voceros, que se fue haciendo por admiración; desde el balcón de la casa se iban proponiendo nombres de todos los próceres, y el pueblo los iba aclamando: Camilo Torres, Luis Caicedo y Flórez, Joaquín Gutiérrez, José Miguel Pey, Frutus Joaquín Gutiérrez, Sinforoso Mutis, Miguel Pombo, Luis Fernando Azuola Pedro Groot, Andrés Rosillo, Antonio y Francisco Morales, Antonio Baraya. Hacía las seis de la tarde, José Acevedo y Gómez lanza una arenga que le mereció el título de Tribuno del pueblo, invitando a la gente a que se mantuviera en pie, defendiendo lo que se estaba buscando.

La arenga, termina con unas palabras conocidas:

“Si perdéis estos momentos de efervescencia y calor, si dejáis escapar esta ocasión única y feliz, antes de 12 horas, seréis tratados como los insurgentes, ved los calabozos, los grillos y las cadenas que os esperan.”

Reunido el Cabildo, se procedió a elegir una Junta Suprema de Gobierno; la cual se encargaría del gobierno y se desconocía la autoridad del virrey.

Al día siguiente, el virrey fue puesto preso junto con la virreina, el pueblo se llevó al virrey a la gendarmería y a la virreina la llevaron en medio de insultos a la cárcel del divorcio, que era la cárcel de mujeres; eso no fue bien visto por los miembros de la Junta Suprema de Gobierno, consideraron que era una medida drástica, y por orden de Camilo Torres y de otros miembros de la Junta, fueron liberados y vueltos a palacio, pero ya estaban destituidos. El 15 de agosto son deportados primero a Cartagena y más tarde a España. Acabando así con el virreinato.

Una vez instalada la Junta Suprema, durante las horas finales de la tarde, la noche del 20 de julio y el amanecer del 21 de julio, se redactó el acta que se conoce con el nombre de Acta de Independencia .

LOS GRITOS INDEPENDENTISTAS

Situación antes del 20 de julio de 1810
El 10 de agosto de 1809 un grupo de criollos, liderados por Juan Pío Montúfar, declaran una Junta de Gobierno propia en Quito, juran lealtad a Fernando VII y desconocen a las autoridades nombradas desde España. Este se conoce como el primer grito de independencia de las colonias españolas en América.

El siguiente episodio ocurrió en Caracas, el 19 de abril de 1810. La primera insurrección ocurrida en el actual territorio de Colombia ocurrió en Valledupar en abril de 1810. La Junta de Gobierno de Cádiz ordena el retiro de Amar y Borbón, noticia que portaba el Comisionado Regio el quiteño Antonio Villavicencio.

El 22 de mayo en Cartagena de Indias, un movimiento revolucionario crea una Junta de Gobierno. Los sucesos continuaron en julio de 1810. El 3 de julio Santiago de Cali formó sus juntas, luego vendrían Socorro y Pamplona. Finalmente, el 20 los sucesos ocurrirían en la misma sede del virreinato: Santa Fe se subleva.

El Grito por el Florero de Llorente
Los sucesos de Santa Fe del 20 de julio de 1810 tienen la importancia de haber ocurrido en el centro del poder colonial del Virreinato de la Nueva Granada. Con la deposición y el arresto del Virrey, el Virreinato dejaba de existir de facto. El plan era aprovechar la llegada del Comisionado Regio Antonio Villavicencio a Santa Fe, para hacer relucir las diferencias entre los chapetones y los criollos y formar una reyerta en medio del día de mercado. En medio de la reyerta se arengó al pueblo a exigir cabildo abierto, el cual fue utilizado para deponer a la Real Audiencia y crear una nueva Junta de Gobierno. Las milicias en Santa Fe estaban comandadas por Antonio Baraya.

LA INDEPENDENCIA DE COLOMBIA

La independencia de Colombia fue un proceso largo y sangriento. La primera fase de la Guerra, de 1810 a 1816, se caracterizó por constantes luchas internas entre los defensores de la independencia. En 1811 las provincias de la Nueva Granada se conformaron en un nuevo Estado independiente, consistente en una confederación débil de aquellas provincias que se habían declarado independientes en 1810. En 1816 los españoles ganaron de nuevo el control del país, con lo cual instala el llamado régimen del terror.[1] Si bien durante este periodo varios grupos republicanos se mantuvieron activos, ejerciendo un poder efectivo en los Llanos, principalmente en la guayana venezolana y en el Casanare, no sería sino hasta 1819 cuando se emprende el proceso final de expulsión del dominio español.

En 1819 un ejército republicano comandado por Simón Bolívar cruza las montañas que separan las provincias de Casanare y Tunja, y tras las batallas de Paya, Pantano de Vargas y Puente de Boyacá tiene vía libre para tomar el control de Santa Fe, ciudad a la que llega el 10 de agosto de 1819.



LA PATRIA BOBA


Periodo comprendido entre 1810 a 1816 caracterizado por grandes conflictos internos que surgieron por opiniones encontradas acerca de la forma de organización del nuevo gobierno, las constantes peleas entre los federalistas y centralistas dio origen a este periodo inestable, entre los cuales se encontraba Camilo Torres entre los federalistas.

Durante casi seis años, el antiguo Reino de Nueva Granada (actual Colombia), vive una época que la historia conoce con el nombre de la "Patria Boba". Cada provincia proclama sus autoridades, cada aldea tiene su Junta independiente y soberana, la palabra federalismo se convierte en la soberbia doctrina de la impotencia. Las derrotas iniciales de Bolívar, el conservatismo oligárquico del Perú virreinal y la política centralista de Buenos Aires en el Sur, que engendra la segregación y el separatismo de las provincias del Río de la Plata, ofrecen un mismo espectáculo de división y caos. Por el contrario, desde el comienzo de su acción el libertador expresa en sus proclamas y en su correspondencia una idea central: la unidad latinoamericana. Su edecán, el general O'Leary, recordará luego la frase que repite mil veces: "Unión, unión, o la anarquía os devorará.''





LA RECONQUISTA ESPAÑOLA

La reconquista española de la Nueva Granada entre 1815 y 1816 y el período posterior, es conocido como la Reconquista (en América) o como Restauración (en España). Poco después el rey Fernando había sido restaurado en el trono español en 1813, decidió enviar fuerzas militares para recuperar el imperio americano de España, ahora controlada por las fuerzas rebeldes.

La expedición enviada en 1815 fue la expedición militar más fuerte que hasta entonces había sido enviado a América, se componía de alrededor de 60 barcos y 10000 hombres. El coronel Pablo Morillo, un veterano de la lucha española contra Francia, fue elegido para dirigir la expedición, en la que fue la reconquista de las colonias del norte, terminando así los primeros cinco años de independencia de facto de Colombia.

Después de escuchar la noticia de la llegada de la fuerza expedicionaria, las diferencias internas se suavizaron un poco, pero siguieron siendo un obstáculo importante para los republicanos, incluso cuando el gobierno de las Provincias Unidas hizo un intento para resolverlas. En otra parte, las provincias ni siquiera podían darse mutuamente el apoyo que tanto necesitan. Con el tiempo, incluso muchos de los principales dirigentes, incluido Santander, se retiraron a las llanuras del este, cerca de la frontera con Venezuela, tratando de reorganizar las fuerzas política y militar para hacer frente al nuevo peligro.

LA CAMPAÑA LIBERTADORA

La Campaña Libertadora de Nueva Granada fue una campaña militar emprendida por Simón Bolívar a principios de 1819 para liberar la Nueva Granada (actual Colombia) del dominio español. La campaña buscaba cumplir con lo decretado en el Congreso de Angostura, en el cual se decidió la creación de la República de Colombia, estado que comprendería las antiguas colonias españolas de la Capitanía General de Venezuela, el Virreinato de Nueva Granada y la Real Audiencia de Quito, territorios que para entonces, con excepción del sur y oriente de Venezuela, se hallaban en poder de los españoles. Bolívar decidió que tras la retirada de Pablo Morillo de la campaña de Apure a sus cuarteles de invierno en Calabozo, que era el momento oportuno para efectuar la planeada liberación de Nueva Granada. La campaña tuvo una duración de 77 días, desde el 23 de mayo de 1819 cuando Bolívar expuso el plan en la aldea de los Setenta ante los jefes del ejército patriota, hasta el 10 de agosto del mismo año, cuando Bolívar entra sin resistencia a Santafé de Bogotá, la capital de la Nueva Granada.



HIMNO NACIONAL DE COLOMBIA

Letra: Rafael Núñez
Música: Oreste Síndici

Coro:
¡Oh gloria inmarcesible!
¡Oh júbilo inmortal!
¡En surcos de dolores
el bien germina ya!
I
¡Cesó la horrible noche! La libertad sublime
derrama las auroras de su invencible luz.
La humanidad entera, que entre cadenas gime,
comprende las palabras del que murió en la cruz.
II
"¡Independencia!" grita el mundo americano;
se baña en sangre de héroes la tierra de Colón.
Pero este gran principio: "El rey no es soberano",
resuena, y los que sufren bendicen su pasión.
III
Del Orinoco el cauce se colma de despojos;
de sangre y llanto un río se mira allí correr.
En Bárbula no saben las almas ni los ojos,
si admiración o espanto sentir o padecer.
IV
A orillas del Caribe hambriento un pueblo lucha,
horrores prefiriendo a pérfida salud.
¡Oh, sí! De Cartagena la abnegación es mucha,
y escombros de la muerte desprecia su virtud.
V
De Boyacá en los campos el genio de la gloria
con cada espiga un héroe invicto coronó.
Soldados sin coraza ganaron la victoria;
su varonil aliento de escudo les sirvió.
VI
Bolívar cruza el Ande que riega dos océanos;
espadas cual centellas fulguran en Junín.
Centauros indomables descienden a los Llanos,
y empieza a presentirse de la epopeya el fin.
VII
La trompa victoriosa en Ayacucho truena;
y en cada triunfo crece su formidable son.
En su expansivo empuje la libertad se estrena,
del cielo americano formando un pabellón.
VIII
La Virgen sus cabellos arranca en agonía
y de su amor viuda los cuelga del ciprés.
Lamenta su esperanza que cubre losa fría,
pero glorioso orgullo circunda su alba tez.
IX
La patria así se forma, termópilas brotando;
constelación de cíclopes su noche iluminó.
La flor estremecida, mortal el viento hallando,
debajo los laureles seguridad buscó.
X
Mas no es completa gloria vencer en la batalla,
que al brazo que combate lo anima la verdad.
La independencia sola al gran clamor no acalla;
si el sol alumbra a todos, justicia es libertad.
XI
Del hombre los derechos Nariño predicando,
el alma de la lucha profético enseñó.
Ricaurte en San Mateo en átomos volando,
"Deber antes que vida", con llamas escribió.

AMERICA LATINA SIGLO XIX